Corrupción municipal.
El diario El Mundo publicó ayer un estudio en el que el 53 % de los encuestados cree que hay corrupción en la ciudad en que vive. Por otra parte, el 70 % afirma que esta lacra ha aumentado en los últimos años y que afecta por igual a todos los partidos. Yo no discuto que haya corrupción municipal y que ésta haya podido alcanzar los niveles de esta encuesta o de cualquier otra, pero la primera reflexión que hay que hacer es la siguiente: ¿hasta dónde llega la responsabilidad de los poderes del Estado en esta materia? Porque si nos referimos a la madre de todas las corrupciones, Marbella, como motor mediático de este fenómeno, lo asombroso es que ni el Gobierno, ni la Junta de Andalucía, ni la Fiscalía ni el Poder Judicial supieron reaccionar cuando el caso daba ya -hace años- toda clase de señales. El auténtico expolio producido en Marbella sólo sido ha posible gracias a una sensación de impunidad de la que, por supuesto, los únicos responsables son sus autores pero de la que alguien más debería dar alguna explicación. ¿No ha podido esa sensación de impunidad crear un caldo de cultivo en otros municipios? ¿No tiene el Estado instrumentos suficientes para atajar con rapidez este tipo de situaciones? Yo no creo que sea una tema de endurecimiento de penas, que siempre serán pocas en todo caso. Lo que creo es que todo responsable público debe tener la sensación de que el Estado va a ser implacable con la corrupción. Y no por razones de oportunidad política, sino como resultado del principio de legalidad.
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el investigador -